viernes, 18 de abril de 2014

Ni me entero

Ya no tengo ni humor para celebrar la semana santa como antaño tanto de pequeño con mis padres, procesiones, ritos en la iglesia de los carmelitas, visita al santísimo el jueves santo, celebración del domingo de Ramos y Pascua, esperar el roscón de Ramos, buñuelos el viernes santo, la mona el día de pascua, el canto del ángel anunciando la resurrección de Jesús o las "caramellas" con el consiguiente aguinaldo, la representación de la Passió en Olesa, Esparraguera o Cervera por nombrar las poblaciones más significativas de esta tradición, el bacalao que hacía nuestra madre el viernes santo que aún recordamos con gusto y cariño, el cordero pascual y más tradiciones y costumbres que siguen en el recuerdo. Luego los tiempos con sabor a gregoriano, y al llegar a Madrid los ritos en la parroquia. También seguía más que hoy las procesiones emitidas por las televisiones, el viacrucis del Viernes Santo en Roma presidido por el Papa alrededor del Coliseum monumento representativo de la fe de los primeros cristianos, y también he seguido con las tradiciones familiares en cuanto a lo culinario pero sin el marchamo propio de las tradiciones catalanas. Actualmente, con la enfermedad de Mª del Carmen se ha perdido casi todo, ya no acudo a los ritos y celebraciones de la parroquia, no visito ningún "monumento" con la sagrada forma expuesta para la adoración de los fieles ni el viacrucis del viernes santo, ni tampoco la bendición de las palmas y ramos, ni tampoco acudo a la vigilia pascual o a la
misa de Pascua. El "viacrucis" particular está en casa con todos los cuidados que mi esposa necesita y no me quedan ánimos para celebrar no sólo la semana santa sino el resto de fiestas del año cristiano incluidas las navidades. El cambio que ha supuesto la enfermedad en las costumbres familiares ha sido desde hace años como una losa que no me deja "resucitar".